sábado, 18 de mayo de 2013

Y yo nací enamorado del Atleti de Madrid...


Hoy me es imposible ser objetivo, no me lo tengáis en cuenta, os pido perdón de antemano y espero que me entendáis como yo llevo entendiendo tantos y tantos años a los que han sido campeones. Ayer ganó mi Atleti, y le ganó al Madrid, catorce años después de la última victoria, aún se pagaban las entradas en pesetas.

Cuando eres pequeño hay muchos recuerdos que se te escapan de la memoria. Cuando vas creciendo miras atrás pensando en cuales son los primeros que se te vienen a la mente. Es curioso que en mi caso sea el fútbol uno de esos motores para recordar situaciones vividas con poca edad, y es mágnifico que, gracias a esos momentos, uno decida ser del Atlético de Madrid.

En mi familia mis primos y tíos eran madridistas y a mi padre, atlético, le daba igual de que equipo saliera yo pues "ellos no se van a despertar mañana para darte de comer". El Barcelona del Dream Team era un gran argumento para inclinar la balanza, pero yo me sentí identificado con ese portugués que melena al viento nos dio una Copa en el '92. Recuerdo esa tarde como si fuera ayer. Un año antes habíamos ganado al Mallorca en el Calderón y ese día me hice del Atleti. Pedí por mi cumple el traje (antes no se decía equipación) y recuerdo ir a la mercería a comprarme los números que se ponían con la plancha, el 4 de Juanma López y el 10 de Paolo Futre. Cinco años después, con la misma edad que contaba yo por entonces, mi hermano, después de filtrear con el máximo rival, accedió de motu proprio a hacerse para siempre de los nuestros. Una final de Copa contra el Barça y esa Liga del '96 nos hizo eternamente eternos.

Es imposible describir la sensación que sentí ayer cuando, antes del partido, visualizaba videos y reportajes de aquellos años de gloria. Era como formar parte de una historia menuda pero a su vez grandiosa. Nuestro palmarés es calderilla al lado del de nuestros vecinos, pero nuestra manera de caminar hacia la victoria y saborearla cuando la logramos es inexplicable para alguien que no está dentro. El fútbol es un juego, un deporte, ocio puro y duro; pero hay sentimiento, hay nostalgia de grandes momentos y hay un factor que para la gente que lo vive desde dentro es fundamental: amor. Amor a unos colores, a un escudo, a unos jugadores que escribieron la historia del club con sus gestas, con sus triunfos. Es muy difícil que un atlético olvide a Gárate, a Luís, a Futre... Será muy difícil que en un futuro, el niño que anoche se hizo rojiblanco pueda olvidar algún día a Courtois, Diego Costa, Falcao...


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