El mejor. En el anuncio que os decía el otro día lo resumen en un minuto, a mi se me antoja complicado olvidarlo en mucho tiempo. Imborrable. Han sido tantas cosas que si me pongo a recordarlas siempre se me olvida alguna.
Todo el mundo lo recordará como el año del Mundial, si, yo el primero; pero también fue el año en el que el motociclismo mundial habló nuestro idioma, con triunfos en las tres categorías; el año en el que Rafa Nadal volvió al nº 1, con 3 Grand Slam y los 3 Masters 1000 de tierra batida; el año del segundo anillo de Pau E.T. Gasol, del tercer Tour de Alberto Contador (dopaje aparte lo ganó él); del doblete de mi Atleti, etc, etc, etc.
Un buen año sí. La Liga fue bipolar pero alcanzó su máximo de puntos, el Balón de Oro recaerá sobre un futbolista español, espero que el Laureus vaya para Nadal y el Príncipe de Asturias de los deportes lo ganamos gracias a paradas de un Santo y los goles de un guaje. En definitiva, todo para nosotros.
Ha sido la mejor manera de cerrar una década que ha puesto al deporte español en lo alto, en la cima del mundo. Hoy en día no hay deporte que no sea nuestro y eso en el resto de países produce admiración, respeto y envidia; pero no solo importa de donde vengan los triunfos, sino el legado que dejan. Pasarán muchos años, incluso me aventuraría a decir que toda la vida, hasta que se produzca algo similar, esas calles de Madrid inundadas de gentes de todos los rincones de España aclamando algo que nunca se había conseguido están en mi memoria porque yo estuve allí, contigo, de la mano, con todos, en el corazón.
Hay que valorar lo que se ha conseguido, que no pase al recuerdo, que sea una alegría permanente, ellos lo hicieron posible para todos nosotros.
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