12 de Octubre de 1996, Santiago de Compostela. Ronaldo Luís Nazário de Lima, el primer Ronaldo del fútbol, y el mejor, nos deleita con un gol a la altura de los dioses, de los elegidos para cambiar el sino de este deporte. Ahí empezó su leyenda.
¿Qué puedo decir de este señor? Todo lo que escriba será poco.Eléctrico, potente, rápido, técnicamente y mentalmente perfecto, quizás mi jugador favorito desde que tengo uso de razón. Las comparaciones son odiosas y está claro que han habido grandes nueves en la historia del fútbol pero yo me quedo con él, con su instinto, su manera de cambiar los partidos con una jugada, con un detalle de superclase, con una arrancada en velocidad después de pasarse media hora quieto, con uno de esos pases a la red que quitaban el sueño a los porteros contra los que jugaba. Y a los defensas, ese gol ante el Valencia metiéndose entre dos de ellos dio la vuelta al mundo.
Se fue, se rompió y cuando volvió metió dos goles en su presentación con el Madrid. ¡Qué gran suerte tenerle de vuelta! Y que disparate su marcha. Ronaldo, como Romario o Ronaldinho aún lejos de su mejor forma eran mejores que cualquier otro jugador en su puesto. En el Milán no hizo gran cosa: 9 goles en 20 partidos (ya lo firmarían muchos); pero en su regreso a Brasil marcó 35 chicharros alguno con la misma sutileza que cuando estaba aquí.
Muchos lo acabaron odiando pero a mi me hizo ser más del Barça, del Madrid, de Brasil... Incluso llegué a admirar sus goles contra mi Atleti, en poco más de 20 segundos nos hacía un desaguisado. En fin, 420 goles en 616 partidos, si Messi me permite diré que se ha retirado el mejor de la historia. ¡Gracias Ronie!
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