lunes, 6 de septiembre de 2010

Entre la vida y la muerte

Ayer murió Shonya Tomizawa. Yo hasta anoche no sabía ni quien era. Aun así creo que merece la pena acordarse de él, un deportista como muchos otros que han dejado la vida haciendo lo que más querían.
Recuerdo ver las carreras de motos de pequeño y oír a mi madre decir: ¡están locos!; y si, yo a veces también lo pienso, pero menos locos que los que van por la carretera a 180 km/h mamaos perdidos.
Porque las motos, la fórmula1, el Mundial de Rallyes... el mundo del motor en general, ya está controlado y las desgracias que ocurren (a mi parecer bastante pocas) son fruto de la tensión y el empuje que dan los pilotos en las carreras.
Y ayer se nos fue uno. Bien es cierto que en la categoría de Moto2 podrían haber hecho mejor las cosas, menos pilotos supondrían menos caídas y más competitividad entre unos pocos que tan poca entre tantos; pero lo fácil es hablar cuando pasan las cosas y lo que hoy lamentamos es la pérdida de un deportista, que como tal, murió haciendo lo que más le gustaba, competir.

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