"Ángel, ¡qué estamos en la final de un Mundial!" era la frase más repetida anoche al acabar el partido por uno de mis mejores amigos. Pues si, finalistas, y bien merecido. Recuerdo que hace días decía que no me parecería injusto que España se quedase fuera de octavos si seguía jugando mal, pero lo de ayer bien vale una final. Y quizás un Mundial, si salen igual de enchufados contra Holanda, jugando por abajo, con criterio, tiqui-taca que decimos los enfermos de esto, es casi seguro que ganemos, porque así ganamos la Euro'08 y así hemos ganado a Portugal y Alemania, jugando con nuestro estilo, el de los locos bajitos que diría Serrat.
Y precisamente del equipo de Serrat son todos los goles de esta España, aunque bien me recordó otro amigo que estos vienen para Madrid, para la Federación Española de Fútbol; que yo diría que está en cada uno de los rincones de todas las casas españolas. Metió Puyol, la furia del Barça y junto con Ramos la furia de esta selección. Me recuerdan a Camacho, Rincón, Juanito; no los vi jugar pero me imagino. Por cierto, emocionante ver a Camacho celebrar el gol como un niño pequeño, hemos esperado tanto este momento...
Y estamos más cerca que nunca. 90 minutos, que pueden ser "monto longo" o un paseo, que pueden acabar siendo 120 o que esté finiquitado en el 75 y podamos acabar un partido sin nervios; que nos puede mandar a casa segundos o tener a Sudáfrica grabada en nuestro corazón toda la vida, por eso elegir bien con quien vais a ver el partido, esta vez no lo váis a olvidar jamás.
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