Un domingo cualquiera

Un domingo cualquiera se juntan un alemán, un francés y un americano. Van a la taberna de siempre, la de las mejores tapas, la española, y piden el menú del día.
Para empezar me pones una victoria de Alonso, de segundo quiero ver a Contador de amarillo en París, y ya de postre me descorchas una botella de cava como Lorenzo en Laguna Seca.
Podría ser la historia de un domingo de verano, pero lo cierto es que es la realidad.
Decía Relaño hoy en el "As" que cómo éramos tan buenos, hace unos días comenté yo por aquí que se ha hecho mucho para que los niños crezcan junto al deporte, pero como de verdad se animan a participar es con las victorias de los nuestros.
Hemos dejado de ser unos aspirantes en baloncesto para ser los mejores del mundo. Hemos pasado de ser el eterno patito feo para ser reyes del fútbol mundial. Tenemos estrellas en la NBA, ganamos más que nadie en las motos, asistimos hace años a un curso acelerado de fórmula uno porque decían que pronto habría un campeón nuestro y cada domingo a las dos hay una fiesta en nuestra casa...
Sin hablar de Nadal, Javier Gómez Noya, Edurne Pasabán, etc, etc... y Alberto Contador.
Hoy ha conseguido su tercer Tour. Para mi el peor de los tres que ha ganado. Tiene 27 años, los mismos con los que Induraín ganó el primero de los cinco. Uno menos de los 28 que tenía Armstrong cuando consiguió su primer amarillo en París. Promete. Pero debe jugar sus cartas mejor, sin fijarse tanto en el que dirán, sin tener que pedir perdón casi obligado a hacerlo, sin ir con un margen de 9 segundos en el penúltimo día sólo por relajar piernas y quedar bien con un amigo, que recordemos, es un rival en la carretera... Una caída tonta en la crono de ayer y hubiese sido segundo hoy.
Pero bueno ha ganado, y antes ganó Alonso 10 grandes premios después, a ver si coje la racha de Lorenzo, otro fuera de serie que le va mucho eso de celebrarlo por todo lo alto... ¡Pues qué lo celebre! Antes escuchando el himno me acordaba de cuando éramos pequeños mi hermano y yo, nos levántabamos y nos poníamos firmes, se oía tan pocas veces...