David y Goliat

Otra noticia que nos dejó el fin de semana fue la clasificación, in extremis, de David Ferrer para la Copa Masters de Londres. Una alegría. Se ha vuelto a hacer justicia en el deporte. Porque el de Jávea es un luchador de toda la vida. Este año ha hecho una temporada de tierra increíble, llegando a la final del Masters 1000 de Roma, Buenos Aires y Acapulco, perdiendo las dos primeras contra Rafa Nadal y Ferrero y ganándole a este último en Acapulco, su primer título del año. El segundo vino la semana pasada, en su Valencia natal, ante otro español, Marcel Granollers, habiendo ganado en semis a Robin Soderling, en un partido memorable. Y si uno entra entre los 8 mejores otro se queda fuera, de suplente, menos es nada, pero del tenista del que voy a hablar esperamos siempre mucho más de lo que nos da. Fernando Goliat Verdasco es fuerza en estado puro, buenos golpes, gran desplazamiento por la pista, físico encomiable pero mente frágil y blanda; se desconcentra en un abrir y cerrar de ojos y su ímpetu en esos momentos hace que veamos episodios tan lamentables como aquel en el que se encaró a la grada francesa. Ayer leí en la plaza del Pilar de Zaragoza una frase que se me quedó marcada: "La fantasía abandonada de la razón produce mounstros, pero unida a ella es la madre de las artes"; la dijo Goya, un artista.