Nadal-Federer, otra vez, gracias a Dios, pero sobre todo a ellos, se han ido reservando últimamente para llegar a tope a Londres, en su mejor nivel, sabían los dos que podrían volver a encontrarse en la final y eso les hace aún más buenos y exigentes consigo mismo.
Estamos ante uno de los mayores espectáculos del deporte. Mañana habrá otro, un Clásico de la Liga española, pero un final entre Nadal y Federer se puede comparar a unas Finales de la NBA entre Lakers y Celtics, los 100 metros lisos en unos Juegos Olímpicos o una final de un Mundial.
Que si, que esas cosas suceden con mucho más tiempo de por medio, y que Rafa y Roger han disputado 16 finales en cinco años, pero pienso en el tiempo en el que deberá pasar hasta que vuelva a haber dos jugadores de esa talla mundial, que abarroten pistas y que se tengan esa rivalidad tan histórica, y se me antoja complicado que sea en menos de cuatro años (lo que va de Mundial a Mundial), porque la leyenda se forja al hierro, y a estos dos ya les conoce el herrero como si fueran hijos.
Mañana, haga lo que haga hoy el de Manacor, no ocupará más de un cuarto de portada de ningún periódico; el fútbol lo ocupa todo y mañana hay partido del bueno, pero hoy, a las 18:30 juega el mejor deportista que ha dado este país en toda su historia y me parecía una falta de respeto no acordarme de él.
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